Es la reunión comunitaria en la que participamos de los símbolos del pan y del vino, que nos recuerdan el sacrificio de Jesús a favor nuestro, con la certeza de su resurrección y la seguridad de su segunda venida.
En esta reunión agradecemos a Dios todo lo que ha hecho por nosotros y lo expresamos de manera comunitaria, a través de:
la alabanza (por todo lo que El ha hecho por nosotros)
la oración (hablando con El)
lectura de la Biblia (reconociendo quién es El)
canciones (que hablan de lo que El ha hecho)
experiencias (que compartimos los unos con los otros)