AMÉN

Dicen que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Y todos antes de la pandemia estábamos muy acostumbrados a vernos cada domingo y a escuchar  la palabra Amén repetida por toda la congregación, a buen volumen y con eco, cuando se hace una oración. Tal vez estábamos tan acostumbrados que ni le dábamos importancia pero, durante todo el tiempo que muchos han estado sin poder venir a la iglesia, estoy seguro que lo han hechado de menos. Al menos yo, cuando decía Amén al ver el culto por you tube sin mis hermanos a mi lado, lo echaba de menos.

El lunes 4 de octubre se hizo oficial en la Comunidad de Madrid que las restricciones de aforo para los cultos y actividades religiosas decaían, es decir, que las iglesias podrían utilizar el 100% de su aforo. Aconsejando siempre  que se procurara guardar la distancia interpersonal y se continuara con las mascarillas. Este último mes hemos visto como el nivel de asistencia en la iglesia, después de un año y medio de paciencia y esfuerzo, ha aumentado y estoy seguro de que todos los hermanos se han alegrado muchísimo. Y por eso, no he podido evitar transmitir mi agradecimiento público al Señor por su fidelidad, su poder y su amor para con su Iglesia y hacer un pequeño repaso de la evolución que he visto durante este tiempo.

Soy de los pocos que desde que comenzó la pandemia tuvo el privilegio de seguir asistiendo al local la iglesia, al principio ayudando en la Obra Social. Después, gracias a Dios y al esfuerzo de ministerios como el de Multimedia, Alabanza, presidentes y predicadores, podíamos juntarnos en el local los que participaban en el culto para retrasmitirlo en directo; pero todavía había mucho salón vacío por llenar. Más adelante, al verse la posibilidad de realizarse  presencialmente con aforo reducido, el Ministerio de Celadores hizo y sigue haciendo una lavor impresionante a día de hoy ya que se ocupan de que se tomen correctamente las medidas sanitarias y legales que nos ha tocado implementar durante esta pandemia. Poco a poco las sillas vacías fueron ocupándose.

Y de este modo, Dios nos ha dirigido durante este tiempo. Hace unos meses no podíamos asistir más de 5 o 6 personas al local y con un salvoconducto, y hoy (24 de octubre) hemos podido ver como 55 hermanos cantábamos a nuestro Señor juntos, orábamos y compartíamos, escuchábamos la Palabra de Dios y al final exclamábamos a una esa hermosa palabra: Amén.

Es difícil mostrar el gozo tan grande que siento ahora mismo con palabras, pero estoy seguro que todos los que lo habéis visto y experimentado como yo lo entendéis. Me gustaría que después de leer esto, os tomarais un tiempo para meditar estas cosas y que agradezcáis al Señor porque no nos ha dejado solos en ningún momento y porque su iglesia se está pudiendo volver a reunir y a celebrar como un cuerpo unido y firme en Cristo. Muchas gracias a todas las personnas que cada domingo se esfuerzan para que el culto salga adelante y podamos disfrutar y salir bendecidos junto a otros hermanos. Para todas las personas que no habéis podido venir aún por la circunstacia que sea, sabéis que seguimos retransmitiendo el culto cada domingo en directo pero yo animo a todo el que pueda que asista presencialmente para que no se pierda este gran regalo.

Muchas gracias Señor porque nos has bendecido de manera abundante  durante este tiempo, y sabemos que nunca dejarás de hacerlo. Gracias por estar al control en todo momento y por proveernos de lo necesario para que tu Iglesia salga adelante. Gracias por todos los hermanos, porque en cada uno de ellos se refleja tu luz y tu amor y pasar tiempo junto a ellos es maravilloso. En el nombre de Jesús, AMÉN.

 
"Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros." Juan 13:34-35